Reconociendo
que en la sociedad en que vivimos actualmente existen personas que no hacen siquiera uso
de este derecho y que poco se preocupan al respecto, así como sobre el sacrificio
que decenas de personas tuvieron que hacer para que hoy en día a las
mujeres se nos permita decidir, opinar, se nos permitiera ser
protagonistas de nuestra historia. Sin embargo, también es aplaudible y digno de admiración aquellas personas que sí reconocen la importancia de todos estos eventos. He aquí las biografías de dos de los personajes icónicos de esta lucha.
Primeros años de su vida
Nació
el 15 de febrero de 1820 en Adams (Massachusetts). Educada por su padre
(maestro de escuela), Anthony se convirtió en pedagoga y ejerció la
docencia hasta la edad de 30 años.
Cuáquera
liberal y reformista radical, participó desde 1848 hasta 1853 en el
movimiento antialcohólico. Entre los años 1856 y 1861 asumió la causa
abolicionista y trabajó en la Sociedad Antiesclavista Americana. En
1863, durante la Guerra Civil estadounidense, fundó la Liga de Mujeres
Leales para luchar en favor de la emancipación de los esclavos.
Finalizado el periodo de la Reconstrucción posterior a la Guerra Civil,
protestó contra la violencia infligida a los negros y exigió la total
participación de éstos en el movimiento sufragista femenino.
Después
de la guerra, Anthony y Stanton consideraron que el objetivo primordial
de su lucha debía ser conseguir el sufragio universal, por lo que en
1869 fundaron la National Woman Suffrage Association para conseguir una
enmienda constitucional que otorgara a las mujeres tal derecho. Aunque
la 15ª Enmienda permitió el derecho al voto de los esclavos recién
liberados, las mujeres de todas las razas continuaban siendo excluidas.
Entre los años 1868 y 1870 Anthony y Stanton publicaron un periódico, Revolution,
en el que denunciaron las injusticias que sufrían las mujeres. Viajó a
Europa en 1883, y en 1888 participó en la creación de la Asamblea
Internacional de Mujeres, donde estaban representados 48 países. Dimitió
a los 80 años del cargo de presidenta de la National American Woman
Suffrage Association, si bien continuó participando regularmente en sus
convenciones hasta su fallecimiento, ocurrido el 13 de marzo de 1906 en
Rochester (Nueva York).
En 1903 organizó junto con sus hijas Christabel y
Silvia la Unión Social y Política de Mujeres (WSPU) en Manchester,
grupo que adquirió cierto renombre cuando trasladó su sede a Londres y
comenzó a organizar reuniones públicas y marchas de protesta frente a la
Cámara de los Comunes. Sus actividades fueron adquiriendo un tono cada
vez más agresivo, por lo que fue arrestada y encarcelada en varias
ocasiones desde 1908 hasta 1913. Realizó varias huelgas de hambre en
señal de protesta durante los periodos que pasó en prisión.
En
1914, a comienzos de la I Guerra Mundial, alentó a las sufragistas a
que abandonaran su campaña y se entregaran al trabajo de guerra.
Falleció en Londres el 14 de junio de 1928, pocas semanas después de que
se otorgara el derecho al voto femenino.
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